Destino ¿Qué es el destino? Hay personas que dicen que nuestro destino está escrito y otras que opinan lo contrario que nosotros hacemos nuestro destino, las dos son validas pero estoy de acuerdo con la segunda opción nosotros trazamos nuestro destino, mi madre decidió el suyo suicidándose, el día de su funeral todos me observaban diferente no eran miradas de lastima por haber perdido a mi madre al contrario me miraban como si estuviesen molesto conmigo, bueno en realidad nadie creía que mi madre se suicido todos incluyendo mi padre decían que yo la había matado, los vecinos creían que ella llevaba una vida feliz, pero estaban completamente equivocados no sabían nada de lo que había sucedió tras esa puerta, una puerta que cada vez que se abría traía consigo a un demonio que ocasionaba tragedia, sufrimiento, dolor, en pocas palabras llevaba a mi casa el infierno, mi padre llego tarde y ebrio al funeral lanzando improperios contra mi culpándome de la muerte de mi madre, sabiendo que él era el único culpable de aquel suceso tan lamentable, recuerdo claramente sus palabras…
-- Ese niño demoniaco mato a mi amada Isabel, maldito te maldigo una y mil veces eres un desgraciado infeliz, nunca debiste haber nacido, tu nacimiento trajo miseria a nuestra familia -- Sentía que parte de lo que decía tenía razón, nunca debí haber nacido, pero si nací fue por algún motivo el destino quiso que yo naciera, pero el destino me parece algo cruel hacer que yo viniera al mundo para vivir solo sufrimiento y miseria, luego que termino de insultarme bebió un sorbo de la botella que tenía en su mano y su hermano Franklin, fue a calmarlo y lo sentó en una silla donde comenzó a llorar mientras que repetía el nombre de mi madre muchas veces en voz baja, casi como un susurro -- Isabel, Isabel, Isabel ¿porque te fuiste de mi lado Isabel? -- luego mi tío franklin fue por mí me tomo fuertemente del brazo y me llevaba arrastras y me dijo – Es mejor que te saque de aquí, ve como esta mi hermano por tu culpa, eres el culpable de toda su desgracia – Caminamos hasta un árbol que se encontraba a unos cincuenta metros de la tumba de mi madre y me dejo allí y me dijo con una voz muy fuerte y firme, casi como un grito – Sera mejor que no te muevas de aquí hasta que te venga a buscar, entendió – asentí con la cabeza luego él se alejo, y comencé a llorar, mientras recordaba a mi madre, recuerdos de alegría y de tristeza paso medio hora y estaba cansado de llorar y me quede dormido bajo aquel árbol de roble un árbol que me cubría muy bien de la intemperie de la noche supongo que dormí durante bastante tiempo porque cuando desperté ya era de noche, esta todo oscuro, todos se habían ido y me habían dejado solo allí estaba muy asustado, el miedo no me dejaba pensar con claridad, los dientes me crujían porque estaba haciendo mucho frió, el cielo estaba muy oscuro no se podía observar ni la luna ni las estrellas, me acurruque en el árbol abrazando mis rodillas con los brazos, de pronto sentí que cayeron unas gotas de agua en mi brazo y me pareció extraño porque no estaba llorando fue entonces cuando mire al cielo y me fije que estaba lloviendo poco a poco la lluvia se torno más intensa en cuestión de segundos ya estaba completamente mojado, tenia mas frió pero por primera vez fui fuerte y no llore, pasaban los minutos y se me entumecía el cuerpo debido al frió, en ese momento pensé que iba a morir allí, pero luego vi a lo lejos una luz que se acercaba lentamente en ese momento pensaba que era una ilusión que el frió me había puesto delirante, pero luego supe que mi destino no era morir ese día, cuando la luz llego a mi bueno no recuerdo muy bien lo que paso pero recuerdo que alquilen me cargo y me llevo con él, luego cuando desperté estaba en una cabaña muy pequeña con una fogata en la chimenea, estaba acostado en una cama pequeña con una cobija muy cálida, había una pequeña mesa junto a la cama del lado derecho y al lado de la mesa estaba un hombre de cómo cuarenta años de edad con barba y bigotes muy grandes de gran estatura como de un metro ochenta con imponente ojos marrones y cicatrices en la manos estaba sentado en una silla tomando algo en una tasa a la cual le daba pequeños sorbos, me quite la cobija y me fije que tenía otra ropa seca y limpia, por un momento sentí miedo pero luego me calme al pensar que si me salvo de aquella noche lluviosa no sería una mala persona, el hombre volteo hacia mi fijante su imponte mirada en mí y me dijo con una vos muy gruesa y firme. --Hasta que te dignas a despertar-- no dije ni una palabra me quede en la cama inmóvil sin mover ni un solo músculo, -- No te asuste aquí no te pasara nada malo, te iré a prepara algo de comer -- cuando se levando de la silla se escucharon unos golpes muy fuertes en la puerta el señor fue abrir y hablo con un señor que parecía un poco preocupado y agitado le pregunto -- ¿no ha visto un niño por aquí? como de siete años – reconocí la voz era mi tío Franklin, sentí mucho miedo en ese instante y desee que el señor no le dijera nada, pero sucedió lo contrario –Si aquí esta pase adelante – mi tío me observo por unos segundos, en su rostro se podía ver que estaba furioso, fue entonces cuando exploto su ira contra mí y me grito -- ¿Qué sucede contigo? Te dije que me esperas y que haces te vienes a la casa de un pervertido, el señor se molesto y le dijo furioso – Oiga primero yo no soy ningún pervertido, y segundo este niño estaba bajo la lluvia y yo lo saque de allí para que no se enfermara o mucho peor muriera – finalizo muy agitado mientras me señalaba, mi tío no se quedo callado y comenzó a reír de una forma irónica mientras le decía – Eso es típico de ustedes los violadores de niños -- lo toco en el pecho con el dedo índice – Se aprovechan de una situación para poder usarlas como excusas – el señor se molesto por aquella acusación y golpeo a mi tío en la cara, mi tío cayó al suelo pero se levanto rápidamente y lo tomo por el cuello mientras lo golpeaba unas tres veces en la cara luego el señor se inclino y mi tío le dio con la rodilla en el estomago, el señor cayó al suelo por el dolor de aquellos golpes mi tío se dio la vuelta y me dijo -- vámonos – yo sentí miedo y no dije nada, pero de pronto el señor se levanto y tomo una silla acto seguido se la rompió a tío en la espalda, el cayó al suelo inconsciente, el señor lo levanto y lo puso lejos de la cama al otro extremo de la habitación, se sentó por unos minutos en la cama a descansar y luego me pregunto -- ¿Estas bien? – respondí que si con un tono de voz un poco inseguro. El señor me tomo por el hombro y me dijo -- Tenemos que irnos de aquí – pero de pronto mi tío salto sobre él con un cuchillo en la mano y le corto la garganta a la altura de la yugular la sangre cayó sobre mi rostro, la sabana, la ropa sobre todo, luego mi tío lo soltó y el señor cayo desangrándose en la cama junto a mí, ya había presentado dos muertes en tres días estaba prácticamente traumatizado, y no eran solo dos muertes eran las muertes de la persona más importante en mi vida, mi madre y la de un señor que hizo más por mí, que lo que ha hecho mi padre a algún otro miembro de la familia, mi vida cada día se tornaba más dura y mas frívola, sufrimiento y presenciar muertes se estaba haciendo como parte de mi vida, era duro vivir todo eso con tener solo siete años, era como estar en el subconsciente de un asesino en serie, a diferencia que yo no disfrutaba al ver estas muertes. Mi tío me tomo fuertemente del brazo y prácticamente me arrastro fuera de la casa, se inclino hacia mí y me tomo fuertemente por el cuello y me dijo, llegas a decir una palabra de lo que sucedió aquí y le vas hacer compañía a tu madre, esa palabras fueron crueles pero en si deseaba que me matara, suponía que estar con mi madre iba ser mejor que lo estaba viviendo, por dentro desee que me matara de una vez, pero no dije ni una palabra solo llore, y luego el me grito -- ¿Entendido? – asentí con la cabeza y luego el me soltó y se levanto se paso la mano por la cara y me dijo, -- No llores, pareces una niña – el realmente no comprendía que pasar por todo esto a los siete años no era nada sencillo, pero todo no terminaría hay con mi madre muerta, un padre alcohólico y agresivo, el señor que me salvo la vida muerto, un tío asesino que me odiaba, no, todavía faltaban muchos más personajes en esta película de terror, y las cosas empeorarían horas más tardes…
El miedo es la mayor fortaleza de una persona débil,
Ya que lo usan como un escudo protector,
Pero afrontar ese miedo es su mayor logro…
(Ricardo Daliz Guerra)